Sansón


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Este personaje ha sido objeto de más atención que todos los otros jueces de Israel anteriores a Samuel (Jue. 13–16). Su nombre, sûimsûoÆn (Jue. 13.24), se deriva del hebreo sûemesû, ‘sol’, lo que llevó a algunos estudiosos a sugerir alguna relación con la mitología del sol, y a equiparar las hazañas de Sansón con los "doce trabajos" de Gilgamés o Hércules. En apoyo de este punto de vista se utiliza la proximidad de Bet-semes al lugar natal de Sansón, Zora, el hecho de que una de sus demostraciones de fuerza se produjo "en los días de la siega del trigo" (Jue. 15.1), es decir aproximadamente a mitad del verano, y su muerte entre las columnas de un templo filisteo, posiblemente simbólico de la puesta del sol. Pero difícilmente podemos dudar de la historicidad esencial del relato bíblico. El nacimiento y la muerte de Sansón están cuidadosamente documentados, y hay una estrecha relación con la situación histórica del momento. Nombres como Sansón aparecen en textos ugaríticos de los siglos XIV y XV a.C., y es muy probable que un nombre cananeo común como este también haya sido ampliamente usado en Israel.

I. Fondo Histórico


La historia de Sansón ofrece un fondo sumamente valioso en torno a la primera parte de la opresión filistea. Los filisteos se establecieron en la planicie costera 1200 a.C., una generación después de la conquista, y una vez establecidos trataron de abarcar el territorio montañoso de los israelitas. La hazaña de Samgar probablemente proporcionó un respiro temporario (Jue. 3.31), pero la presión filistea y amorrea combinadas (Jue. 1.34) obligó a parte de la tribu de Sansón, los danitas, a emigrar hacia el Norte (Jue. 18). El remanente de danitas, junto con Judá, se vio obligado a soportar cada vez más el peso de la presión filistea. En esta época la dominación filistea no era onerosa, y Judá la aceptó sin objeción (Jue. 15.11). Se realizaba más por infiltración que por medio de la fuerza, y prometía obvias ventajas a los pueblos subyugados. La naturaleza insidiosa de la dominación constituyó una importante amenaza a la continuidad de la independencia de lsrael. Las actividades de Sansón fueron significativas a este respecto. En ningún momento contó con apoyo armado de sus compatriotas, pero su campaña personal hizo resaltar el peligro y evidenció el conflicto. Aun así, Israel finalmente venció a los filisteos con suma dificultad. Podemos fechar la época de Sansón 1070 a.C., o sea en la época de Jefté, que se ocupó de la amenaza amonita (Jue. 10.7), y unos 20 años antes de la doble derrota de Israel en Afec (1 S. 4.1–11), en el período de desembozada agresión filistea.


II. Historia personal


a. Sansón fue hijo de Manoa, cuya esposa, al igual que Sara, Ana y Elisabet, era estéril. Su nacimiento, como los de Isaac y Juan el Bautista, fue anunciado por un ángel (Jue. 13.3). Estaba destinado a ser nazareo (hebreo naµzéÆr; ‘separado’ o ‘consagrado’) desde su nacimiento. Generalmente el voto nazareo se hacía voluntariamente por un período limitado (Nm. 6.1–21). Sansón tomó en serio sólo una de las estipulaciones que requería el voto nazareo, la de su cabello. A menudo entraba en contacto con cadáveres (por ejemplo 14.8s), y es poco probable que se haya abstenido de beber bebidas alcohólicas.


Los padres de Sanson vivían en Zora, en la frontera entre Dan y Judá, en la Sefela, unos 22 km al Oeste de Jerusalén.


b. El primer amor de Sansón (14.1–15.8). Al ver a una mujer filistea en Timna, 6 km al Suroeste de Zora, exigio que sus padres arreglaran el matrimonio, a pesar de la oposición de los mismos. Era natural que se sintieran afectados porque su hijo había buscado una mujer fuera de la comunidad del pacto. En la fiesta de bodas utilizó un acertijo para probar a los treinta jóvenes, que aparecen más como protección contra Sansón que como invitados (14.11). Presionaron a la novia de Sansón para que consiguiera la respuesta, a raíz de lo cual este, enfurecido, mató a treinta filisteos en Ascalón para pagar la deuda, y luego partió (14.13–1.9). Para no caer en desgracia, su desposada fue dada a su "compañero" (14.20). Este tipo de matrimonio no envolvía la cohabitación, pero cuando Sansón volvió a principios del verano con el presente que se acostumbraba dar en tal tipo de relación (15.1), se le negó entrada. Se vengó capturando trescientas "zorras", probablemente chacales, que a diferencia de los zorros no son solitarios y son más fáciles de atrapar; ató teas a sus colas y las soltó (15.2–5). La pérdida ocasionada debe haber sido considerable en época de cosecha. Los filisteos, a su vez, tomaron una venganza igualmente cruel contra la timnita y su familia (15.6). En una creciente escala de violencia, Sansón se desquitó matando a los filisteos culpables de este acto (15.7s).


c. El intento de capturar a Sansón en Lehi (15.9–20). Cuando buscó refugio en la roca de Etam, Sansón fue prendido por 3.000 hombres de Judá, que estaban resentidos porque había turbado su pacífica coexistencia con los filisteos (15.9–13). Su anormal fortaleza le permitió liberarse y atacar a los sorprendidos filisteos con la quijada de un asno, arma formidable en manos de un hombre resuelto (15.14–17). Debilitado por la sed después de su espectacular éxito, Dios satisfizo mílagrosamente su necesidad (15.18s). El versículo 20, con su declaración formal de la investidura de juez de Sansón probablemente marca el fin de una etapa de su vida.


d. Su caída y muerte (16.1–31). El descontrolado deseo sexual de Sansón, que a menudo lo obligaba a relacionarse con prostitutas extranjeras, finalmente lo llevó a la ruina. En Gaza recibió una advertencia sobre su vulnerabilidad en tales circunstancias, pero su fuerza poco común le permitió escapar (16.1–3). Gaza, la más meridional de las cinco ciudades filisteas, se encontraba a 60 km de Hebrón, pero la narración puede indicar que Sansón llevó las puertas de la ciudad hasta un cerro que se encontraba en la dirección general de Hebrón.
Después de esto Sansón se enamoró de Dalila, cuyo lugar de residencia en el valle de Sorec estaba justamente por debajo de Zora (16.4). Ella colaboró con los filisteos, y con fría tenacidad logró que Sansón le confesara el secreto de su fuerza (16.5–20). Ciego y humillado, fue paseado como objeto de burlas en un festival (16.21–27). Por primera vez vemos un acto religioso de parte de Sansón, y en respuesta a su plegaria, junto con el hecho de que los filisteos se habían descuidado y habían permitido que su cabello creciera nuevamente, Sansón pudo demoler el templo, probablemente sobrecargado, matándose a sí mismo y a más filisteos de los que había eliminado en toda su vida (16.28–31). Como los filisteos formaban una clase gobernante impuesta a la población nativa, el efecto de esta matanza tiene que haber sido considerable.


e. Problemas morales que plantean los relatos de Sansón. La mayor parte de los jueces tuvo fallas morales y religiosas, pero estas se acentúan considerablemente en el caso de Sansón, cuya sensualidad, irresponsabilidad y falta de verdadero sentido religioso son evidentes. Y sin embargo lo vemos incluido en el catálogo de los héroes de la fe (He. 11.32). Lo que nos deja particularmente perplejos es que una persona de ese carácter haya estado dotado del Espíritu de Dios. Una clave de la significación de los capítulos 13–16 es la ausencia de comentarios religiosamente motivados que abundan en otras partes del libro de Jueces, como si el redactor hubiera encontrado innecesario agregar más comentarios al respecto, ya que la narración en sí es un elocuente testimonio del bajo nivel moral de la época. Debemos distinguir entre el nivel de apreciación del israelita contemporáneo término medio, que aprobaría sin reservas las derrotas de los odiados filisteos, y el de los hombres de Dios que finalmente recolectaron las tradiciones israelitas; estos últimos sin duda habrán notado las fallas de Sansón. Tampoco debemos proyectar retrospectivamente la clara relación neotestamentaria entre la guía del Espíritu y la santidad—la unción carismática veterotestamentaria no necesariamente traía como consecuencia una vida pura—. Dios podía utilizar a una persona independientemente de su calidad de vida. Entre sus improbables instrumentos tenemos a Balaam (Nm. 22–24), Nabucodonosor (Jer. 25.9; 27.6; 43.10) y Ciro (Is. 44.28; 45.1–4). Podemos cuestionar el uso de un agente como Sansón, y sentirnos molestos por los detalles de esta narración bíblica, pero Dios es soberano, y utilizó a Sansón en la "época oscurantista" de los jueces para cumplir un papel solitario pero vital.