Débora


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Débora (hebreo ‘abeja’). 

1. Ama de Rebeca, cuya muerte en Bet-el se registra en Gn. 35.8; el árbol bajo el cual fue sepultada se conocía con el nombre de Alón-bacut, ‘encina (o terebinto) del llanto’. 

2. Profetisa que aparece en la lista de los jueces de Israel (ca. 1125 a.C.). Según Jue. 4.4ss ejercía sus funciones "bajo la palmera de Débora", entre Ramá y Set-el, y allí era consultada por los israelitas de diversas tribus que deseaban resolver sus disputas, fueran estas disputas demasiado complejas para los jueces locales, o disputas intertribales. Por lo tanto, ejercía funciones de juez en el sentido corriente del término, y no en sentido militar. Probablemente fue el renombre de que gozaba debido a su capacidad jurídica y carismática, lo que llevó a los israelitas a consultarla ante los aprietos en que se encontraban bajo la opresión de Sísara. Le ordenó a Barac que se lanzara a la guerra contra Sísara como jefe supremo de los israelitas, y ante su insistencia accedió a acompañarlo; el resultado fue la decisiva derrota de Sísara en la batalla de Cisón (Jue. 4.15; 5.19ss).

Se la describe (Jue. 4.4) como mujer de Lapidot (literalmente ‘antorchas’), y como "madre en Israel" (Jue. 5.7). Se ha argumentado que esta última frase significa "metropoli en Israel" (2 S. 20.19), y que se trata de una referencia a la ciudad de Daberat (Jos. 21.28; 1 Cr. 6.72), la moderna Deburiyeh, al pie del monte Tabor en su lado occidental; pero ni el relato ni el poema contienen elementos que nos preparen para la prominencia que súbitamente se le daría en este caso a un lugar tan poco importante.

El canto de Débora (Jue. 5.2–31a) ha sido preservado desde el siglo XII a.C. con su lenguaje prácticamente sin modernización, y por lo tanto constituye uno de los pasajes más arcaicos del AT. Evidentemente fue compuesto a la mañana siguiente de la victoria que celebra, y constituye una fuente importante de información sobre las relaciones entre las tribus en Israel en esa época. Puede dividirse en ocho secciones: un exordio de alabanza (versículos 2–3); la invocación de Yahvéh (4–5); la desolación bajo los opresores (6–8); la convocación de las tribus (9–18); la batalla de Cisón (19–23); la muerte de Sísara (24–27); la descripción de las expectativas de la madre de Sísara mientras espera su regreso (28–30); y el epílogo (31a). La información precisa sobre lo que provocó la derrota de Sísara la obtenemos del cántico, más bien que del relato en prosa que encontramos en el capítulo 4: un turbión inundó el curso del arroyo Cisón y arrastró los carros de los cananeos (21), provocando la confusión en el ejército y convirtiéndolo en presa fácil de los hombres de Barac.
La gráfica y conmovedora descripción de la madre de Sísara (28ss) confirma para algunos que el cántico fue escrito por una mujer; pero si bien revela una especie de solidaridad, no hay en ella indicios de compasión.

Hay referencias a Débora no sólo en el versículo 12, sino probablemente en el versículo 7 también, donde la palabra hebrea qamtéÆ, que se repite, puede entenderse no como la primera persona del singular corriente ("me levanté") sino como una forma arcaica de la segunda persona del singular ("vos os levantasteis").